El 15 de abril es un día muy especial para todos los amantes de la poesía en el Perú. En esta fecha, celebramos el Día del Poeta Peruano, una ocasión dedicada a honrar y festejar la maravillosa tradición poética de nuestro país.
César Vallejo es uno de los poetas más importantes del siglo XX y un ícono de la literatura peruana. Su obra es única y ha dejado una huella imborrable en la poesía de todo el mundo. Un ejemplo destacado de su trabajo es «Trilce», publicada e͏n 1922. Este͏ libro ͏innovador ͏cues͏t͏iona͏ la͏s͏ reglas poéticas habituales y proporciona un examen profundo de la identidad, el s͏er y la comuni͏cación. Vallejo guía al lector a través d͏e un ͏viaje emocional y re͏flexivo con su͏s inventivos e intrincados poemas que aún hoy tocan la fibra sensible.
Nacido el 16 de marzo de 1892 en Santiago de Chuco, Perú, Vallejo experimentó una vida marcada por la tragedia, la lucha política y el exilio. Desde sus primeros escritos, mostró una habilidad excepcional para capturar la esencia de la experiencia humana y plasmarla en palabras conmovedoras.
Tres Poemas emblemáticos de César Vallejo
«Los heraldos negros»
Hay golpes en la vida, tan fuertes… Yo no sé!
Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,
la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma… Yo no sé!
Son pocos, pero son… Abren zanjas oscuras
en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.
Serán tal vez los potros de bárbaros atilas;
o los heraldos negros que nos manda la Muerte.
Son las caídas hondas de los Cristos del alma,
de alguna fe adorable que el Destino blasfema.
Esos golpes sangrientos son las crepitaciones
de algún pan que en la puerta del horno se nos quema.
Y el hombre… Pobre…pobre! Vuelve los ojos, como
cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;
vuelve los ojos locos, y todo lo vivido
se empoza, como charco de culpa, en la mirada.
Hay golpes en la vida, tan fuertes… Yo no sé!
«Piedra negra sobre una piedra blanca»
Me moriré en París con aguacero,
un día del cual tengo ya el recuerdo.
Me moriré en París -y no me corro-
tal vez un jueves, como es hoy, de otoño.
Jueves será, porque hoy, jueves, que proso
estos versos, los húmeros me he puesto
a la mala y, jamás como hoy, me he vuelto,
con todo mi camino, a verme solo.
César Vallejo ha muerto, le pegaban
todos sin que él les haga nada;
le daban duro con un palo y duro
también con una soga; son testigos
los días jueves y los huesos húmeros,
la soledad, la lluvia, los caminos…
«España, aparta de mí este cáliz»
Niños del mundo,
si cae España —digo, es un decir—
si cae
del cielo abajo su antebrazo que asen,
en cabestro, dos láminas terrestres;
niños, ¡qué edad la de las sienes cóncavas!
¡qué temprano en el sol lo que os decía!
¡qué pronto en vuestro pecho el ruido anciano!
qué viejo vuestro 2 en el cuaderno!
¡Niños del mundo, está
la madre España con su vientre a cuestas;
está nuestra maestra con sus férulas,
está madre y maestra,
cruz y madera, porque os dio la altura
vértigo y división y suma, niños;
está con ella, padres procesales!
Si cae —digo, es un decir— si cae
España, de la tierra para abajo,
niños ¡cómo vais a cesar de crecer!
¡cómo va a castigar el año al mes!
¡cómo van a quedarse en diez los dientes,
en palote el diptongo, la medalla en llanto!
¡Cómo va el corderillo a continuar
atado por la pata al gran tintero!
¡Cómo vais a bajar las gradas del alfabeto
hasta la letra en que nació la pena!
Niños,
hijos de los guerreros, entre tanto,
bajad la voz, que España está ahora mismo repartiendo
la energía entre el reino animal,
las florecillas, los cometas y los hombres.
¡Bajad la voz, que está
con su rigor, que es grande, sin saber
qué hacer, y está en su mano
la calavera hablando y habla y habla,
la calavera, aquélla de la trenza;
la calavera, aquélla de la vida!
¡Bajad la voz, os digo;
bajad la voz, el canto de las sílabas, el llanto
de la materia y el rumor menor de las pirámides, y aún
el de las sienes que andan con dos piedras!
¡Bajad el aliento, y si
el antebrazo baja,
si las férulas suenan, si es la noche,
si el cielo cabe en dos limbos terrestres,
si hay ruido en el sonido de las puertas,
si tardo,
si no veis a nadie, si os asustan
los lápices sin punta, si la madre
España cae —digo, es un decir—
salid, niños del mundo; id a buscarla!…
En el Centro Peruano honramos el legado de César Vallejo y nos llena de orgullo haber contribuido en la creación de la Plaza César Vallejo en el distrito de Nou Barris en Barcelona. El Ayuntamiento lo autoriza en los años 90 y se inaugura el verano de 1992, coincidiendo con el primer congreso internacional de médicos peruanos en la ciudad catalana. Esta institución fue clave para impulsar la creación de este lugar especial y el monumento dedicado a nuestro querido poeta César Vallejo Mendoza. Gracias a este esfuerzo, ahora podemos preservar y difundir su legado literario en tierras catalanas.
La Plaza César Vallejo es mucho más que un simple espacio público. Es un tributo a la grandeza de César Vallejo y un lugar donde su espíritu literario perdura y se comparte con todos aquellos que lo visitan. Es un lugar que nos invita a sumergirnos en el mundo de la poesía y a valorar el legado cultural que nos dejó este gran poeta peruano.